Es muy probable que, si viajas a determinadas zonas de China, encuentres
espectáculos de teatro de marionetas en algunas ciudades y pueblos. Y es que se
trata de una antigua forma de representación artística, muy típica de muchas
zonas en este país, y que en cada provincia tiene unas características
diferentes.
El teatro de sombras y marionetas consiste en la representación de una obra
mediante el uso de unas marionetas planas que, normalmente, confeccionan con
mucho cuidado y dedicación los artesanos. Los artistas las manejan y mueven
delante de un foco de luz y detrás de una especie de panel traslúcido, de forma
que los espectadores ven las sombras proyectadas. A pesar de que lo que se ven son las sombras
de las marionetas en movimiento detrás del panel, estas se confeccionan muy
cuidadosamente, teniendo mucho cuidado con los detalles y los colores. Debido a
esto, las marionetas suponen en sí una verdadera obra artística digna de
admiración, dentro y fuera de escena.
Si bien en Occidente entendemos el teatro de marionetas como un mero
espectáculo para entretener a los más pequeños, la concepción que se tiene de
este en China es muy diferente y, por tanto, también sus orígenes. Cuenta la historia
que había en la antigüedad un emperador, llamado Han Wudi, cuya esposa enfermó
y murió. El emperador, que no podía soportar la tristeza por la muerte de su
mujer, ordenó que se confeccionase una marioneta con las características
físicas de la difunta, y que esta se usase para representar historias detrás de
un panel. El emperador quedó absolutamente prendado de estas representaciones,
ya que la marioneta se parecía tanto a su amada que era casi como volver a
estar con ella. Esta romántica historia se considera el origen de este tipo de
teatro.
Los chinos se han sentido especialmente atraídos por su
historia y por las leyendas del folclore
popular que han reflejado en el teatro
de marionetas así como en otras muchas artes escénicas de forma única. Algunos
de los protagonistas de estos relatos son de carne y hueso y otros más bien
pertenecen a leyendas mitológicas transmitidas de forma oral. De este modo, estos
relatos han quedado grabados en el registro popular, a mitad de camino entre la historia y la
leyenda. Entre los personajes más recurrentes encontramos las Cuatro Grandes Bellezas, el Rey Mono (孙悟空, pinyin Sūn Wùkōng) y el primer emperador de China, Qin Shi
Huang.
Estas obras se
representaron de pueblo en pueblo, en las casas de la nobleza o incluso en expediciones militares para entretener a las
tropas. Aquellas marionetas más
primitivas se utilizaron para representar a espíritus y dioses. No obstante, desde
que las actuaciones de marionetas se formalizaron, estas evolucionaron y se
desarrollaron al mismo ritmo que la religión en China. Es decir, en períodos y dinastías
donde se condenaron la religión, la espiritualidad y la superstición al
ostracismo, los teatros de marionetas también lo fueron.
Las
actuaciones religiosas se celebraron en numerosas festividades religiosas de
casi todas las partes del país, incluyendo fiestas religiosas, cumpleaños de
deidades, ceremonias para las buenas cosechas, exorcismos (plagas o mala
suerte), etc. Estas celebraciones estaban abiertas a todo el público y eran
financiadas por la propia comunidad. Por otra parte, había un tipo de
actuaciones que quedaban reservadas para las clases más pudientes: actuaciones personales
de cumpleaños, bodas y funerales, que eran financiadas por la familia
anfitriona del evento.
Entre
los relatos más representados cabe destacar las cuatro novelas clásicas de la
dinastía Ming (1368-1644), consideradas las mejores novelas de ficción
en China: “El Romance de los Tres Reinos”, “A la orilla del agua”, “El loto dorado” o “Jīn Píng Méi” y “Viaje
al Oeste”. Otras muchas
historias religiosas y populares
que tienen especial protagonismo en el teatro de marionetas son: “La Tortuga y la Grulla”, “La linterna roja”, “Liu Hulan”, y la “Leyenda de Mu Lian”.
En conclusión, el teatro de
marionetas es un claro reflejo del pensamiento del país que abarca todos
aquellos “elementos” de los que se compone esta cultura, como son la
literatura, la mitología, la sexualidad, la filosofía e incluso las fiestas.
Para nosotros, este tipo de artes escénicas constituye una fuente insaciable de
sabiduría que nos permite conocer y comprender la cultura de este país
milenario.
Realizado por Mario Peña y Carlota Fenoy